domingo, 29 de mayo de 2011

Me encanta violentarle la panza y hacerle cosquillas. Me gusta terminar con la cara irritada por culpa de la barba, es un dolor que soporto con felicidad. También me gusta que me "raspe" el cuello por culpa de sus pelos en la cara, pone la piel de gallina. Es cuático. Es agradable verlo tragar tanta comida, y escucharle decir, media hora después, que tiene hambre.

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